OCTUBRE - NOVIEMBRE 2006


Educación sexual para el nacimiento

El proyecto de educación sexual obligatoria para todas las escuelas porteñas está finalmente por dar a luz la nueva ley que permitirá a niños y adolescentes de escuelas públicas y privadas recibir, a partir del 2007, educación sexual desde los primeros años del jardín hasta el nivel superior.

Según rezan los lineamientos generales de la ley, los contenidos serán acordes a la edad y desarrollo de los chicos: en el nivel inicial, por ejemplo, se trabajará el cuidado del cuerpo y el respeto al otro, y en los primeros años de la primaria se abordará la temática a partir de la formación de valores en el amor y también el conocimiento del cuerpo. Recién a partir de 6º y 7º grado los alumnos tratarán la salud sexual y reproductiva.

Si estamos por fin listos para reconocer que a los niños no los trae la cigüeña y que el embarazo y el parto son la culminación de una experiencia sexual, fruto del encuentro amoroso de una pareja en el que la mujer compromete su genitalidad y corporalidad por mucho más que nueve meses, sería recomendable que dentro de los temas de los nuevos programas curriculares figurasen también el de la educación para el nacimiento.

Ayudaría a que desde temprano los niños y los jóvenes se familiaricen con la experiencia de parir y nacer y la puedan vivir como un hecho natural y fisiológico común a todas las hembras mamíferas, dimensionando el valor y el alcance de los avances tecnológicos para que éstos sean utilizados sólo cuando resulten imprescindibles

Conocer las diferentes alternativas y familiarizarse con la temática del nacimiento desde pequeñas permitiría a las mujeres elaborar el miedo al parto, con el que cargan ancestralmente.

Revisar los mitos que demonizan al parto, transmitidos de generación en generación, les haría confiar en la capacidad de su cuerpo femenino para encontrar una forma orgánica de separarse de su hijo sin la participación de intervenciones innecesarias.

Conocer cómo es un parto vivido en intimidad y respeto por las necesidades fisiológicas y emocionales de la mujer, alejaría muchos de los fantasmas que crean las imágenes terroríficas de tantas películas en donde se ve a la parturienta sometida a un trato deshumanizado

Habría que despertar en los que en algún futuro van a ser padres, la conciencia sobre la importancia que este momento reviste para el crecimiento sexual de cada uno de sus protagonistas.

Aprender sobre los diferentes modos de dar a luz que tiene una sociedad, permitiría comprender como éstas reflejan el modo de sentir, de vivir y de morir de la misma.
Por el contrario descubrir y revisar las creencias y actitudes sexuales personales podría ayudar a encontrar el propio camino para parir .

Esta formación daría lugar a que las parejas, habiendo planeado responsablemente su mater-paternidad, tengan la oportunidad de elegir desde el inicio (y no terminando el embarazo como suele suceder), la institución, el médico o la partera que les garantice llevar adelante su propio proyecto de nacimiento y exijan que se cumplan sus derechos en el momento del parto.

Creemos que la preparación para el parto y el amamantamiento es un proceso que se inicia en los primeros años de vida cuando al explorar, conocer y nombrar nuestro cuerpo aprendemos y vamos dando significado a sus funciones sexuales: de placer y reproductivas.

Desde esta perspectiva , los cursos de psicoprofilaxis pre parto representarían la culminación de la educación sexual iniciada en nuestra temprana niñez y adolescencia que además de contribuir a evitar embarazos no deseados, podrían ayudar a vivir partos más placenteros.

Lic. Viviana Tobi. Directora de Tobi Natal

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