02-04-2006
Has contemplado maravillado el pequeño punto azul del test.
Al cabo de unas semanas, tu compañera vuelve a casa una tarde, con la cara marcada por la inquietud. “Las nauseas...”, piensas. Pero, apenas deja sus cosas, pone una mano sobre tu brazo. Para que te detengas. Para que la escuches.
– Hoy he ido a la ginecóloga...
Su voz se hace dubitativa. Te vuelves hacia ella para animarla.
– Hum... ¿Ha ido todo bien?
– No ha habido problema con la visita. Pero mientras esperaba en la sala de espera, he estado leyendo un artículo en una revista para embarazadas.
–¿Y...?
No entiendes bien a dónde quiere ir a parar. Vuelve la cabeza, y las palabras se le agolpan en la boca :
– Parece que en el primer parto le hacen una episiotomía a casi el 90% de las mujeres.
– ¿Una epi-qué?
Tu mirada sorprendida le molesta.
– Una e-pi-sio-to-mi-a, responde, articulando cada sílaba.
La palabra es inquietante. Te invade el malestar y no puedes evitar contestar con tono seco:
– ¿Y eso qué es?
Haces la pregunta pero ya sabes la terrible respuesta:
– Es cuando te cortan la vulva y los músculos del periné para que salga el bebe sin hacer un gran desgarro.
Al oír estas palabras te atraviesa un escalofrío. La imagen terrible de un corte abierto invade tu cerebro. Sin saber por qué te viene a la cabeza la película Los dientes del mar. Incapaz de soportar esas visiones de pesadilla, le quitas hierro al asunto:
– Bueno, ya sabes que las revistas dicen muchas tonterías.
– ¡No, no!
Tu compañera se impacienta. Insiste :
– El artículo cita datos del Ministerio de Sanidad. ¡No son tonterías!
– Bueno, pero será mejor un pequeño corte que un gran desgarro. Después de todo, no es tan grave que te hagan un cortecito de nada.
A pesar de su autocontrol, su mirada lanza rayos:
– ¡Sí, claro! ¡No es grave! ¡Imagina que te hacen un cortecito de nada en el pene, a golpe de bisturí!
Te cuesta tragar saliva. Te sientes culpable, y tratas de dar marcha atrás:
– Sí, pero los médicos saben lo que hacen, ¿no?
– ¡¿PARA... ?!
En este punto de la conversación, estás buscando todos los argumentos posibles para rechazar la angustiosa pregunta que te formula tu compañera. Con cierta cobardía, habrás recurrido a la razón (“los médicos saben lo que hacen”), a la negación de la realidad (“no es tan grave”), al reconocimiento de tu impotencia (“qué quieres que haga”) y habrás dado respuestas poco honestas (“bueno, pues, si no, tendrás que irte a parir debajo de un árbol” o “ya se sabe que un parto no es precisamente un crucero de placer”).
Y, sin embargo, desde el instante en que ella ha sacado el tema de la episiotomía y hasta el nacimiento de vuestro bebé, hay dos verdades que no puedes cuestionar:
* Es un hecho reconocido –incluso por los obstetras– que se practican demasiadas episiotomías. Además, está demostrado que una episiotomía no es mejor que un desgarro, y que cicatriza peor.
* La cuestión de la episiotomía te concierne a ti tanto como a tu compañera. Habéis decidido juntos tener un bebé, tendréis que luchar juntos. Además, en el momento fatídico ella sólo te tendrá a ti para defender su perineo.
Por eso, también es responsabilidad tuya buscar información en la web, sumergirte en diversas publicaciones científicas, leer testimonios. No dudes en inscribirte en los foros idóneos, en plantear tus preguntas y tus dudas. Comparte toda esta información con tu compañera a medida que la encuentras.
El embarazo es una etapa que uno quisiera que estuviera marcada sólo por la dulzura; sin embargo, esta acumulación de información, de relatos, de publicaciones te devolverá día tras día la imagen espantosa de un sexo mutilado. Es una buena razón para que seas tú quien se sumerja en estas lecturas: no es tu carne la que está en peligro.
Después os ocuparéis de la redacción de un plan de parto. Un plan de parto no habla solo de la episiotomía, pero mencionaréis claramente el rechazo a esta práctica y sobre todo la petición indispensable de que nada se haga sin vuestro consentimiento. No dudéis en buscar ayuda para redactar vuestro plan.
A continuación, durante los encuentros con el personal médico de la maternidad, tendréis que hablar del plan de parto, exponer con calma y precisión vuestras razones del rechazo de la episiotomía. Nada garantiza que vayáis a recibir la acogida que vosotros deseáis. A lo largo de estas entrevistas, trataréis mil y un temas relativos al parto. Si es tu compañera la que aborda el tema de la episiotomía, es probable que la comadrona le quite importancia y lo presente como un miedo sin fundamento, con palabras tranquilizadoras, como las que se les dicen a los niños cuando hay que ponerles una vacuna. Entonces deberás exponer tú el problema, para que la conversación se transforme en un debate, en una conversación entre adultos.
Inevitablemente, llegará la cita con el/la obstetra. No os hagáis ilusiones. No será fácil. Hay médicos prepotentes a los que no suele gustarles que les cuestionen. Desde lo alto de su experiencia y de su saber, os dirá que la salud del bebé está por encima de la vida de la madre (!)... Y, si insistes, no dudará en evocar el terrible peligro de que reviente el periné para convencerte de las bondades de su intervención. Ciertamente, tiene razón en unos pocos casos en los que la episiotomía es un mal menor... ¡Pero no en el 89% de los partos de madres primerizas!
La conclusión de la entrevista es clara: si el obstetra interviene, hay episiotomía segura.
Tendréis que apretar los dientes para aferraros a estas cifras tranquilizadoras: siete partos de cada diez son atendidos por comadronas. Quedan los casos de cesárea (2/10) en los que obviamente no se practica episiotomía. Sólo queda entonces una posibilidad entre diez.
¡Ánimo!
El día D, tú, el padre, tendrás que estar alerta. A la llegada a la maternidad, cuando una primera comadrona os atienda, le preguntarás si ha tenido tiempo de leer vuestro plan de parto. Si no lo ha hecho, habrá que recordarle con calma que no queréis episiotomía. Con el cambio de guardia, llegará otra comadrona. De nuevo le harás la pregunta, y así tantas veces como haga falta.
Nada está ganado por adelantado.
Nada dice que consigáis evitar la episiotomía.
Pero vale la pena luchar.
Juntos.
31 de enero de 2006
« Mi compañera ha dado a luz el 19 de enero a las 9,05 h una niña llamada Orane. El parto ha ido bien y hemos tenido la suerte de que haya sido atendido por una comadrona atenta a nuestras peticiones. En otras ocasiones hubiera practicado una episiotomía. Pero ha dejado más tiempo para favorecer la dilatación. Y lo ha hecho a pesar del estrés ligado a esta situación inusual para ella. Hubo un pequeño desgarro sin gravedad, y diez días después la cicatrización va por buen camino.
Hicimos bien en luchar. »
Michel BOUY
Testimonio extraído de la página web www.episiotomie.info |